lunes, 14 de noviembre de 2011

La esencia de la educación

Ángel González Alvarez, de la Universidad de Murcia, participó con una interesante disertación sobre la esencia de la educación en el Primer Congreso Nacional de Filosofía celebrado en la ciudad de Mendoza, Argentina, el año de 1949. Aquí nos permitimos citar algunos extractos de la misma para ponerlos a consideración de nuestros amigos estudiosos de la Filosofía Educativa.





Con la educación realizada o realizándose sólo nos encontramos cuando investigamos en la esfera humana. El ser de la educación hállase radicado en el ser del hombre. Ello nos advierte ya del desmedrado carácter de su entidad. La educación no es una realidad substancial sino algo que se inscribe en el dominio de los accidentes. Tratase de un ser accidental que reside en el ser substancial del hombre como en su sujeto de inhesión. La educación, pues, para tener realidad exige el hombre como sujeto en el cual incida. Por lo mismo lo exige también su concepción. Dicho de otra manera: porque el ser accidental de la educación sólo puede quedar constituido al incidir en el sujeto hombre, sólo por referencia al hombre puede la educación ser concebida. La educación, como cualquier otro accidente respecto de su substancia, no tiene un ser real por sí, esto es independiente o absuelto del sujeto hombre.
La esencia de una cosa se expresa por la definición. De aquí que el modo de tener esencia y el modo de definición sean rigurosamente paralelos. Mas ya hemos apuntado que no h ay posibilidad de definir esa cosa que llamamos educación sin una referencia expresa al hombre como sujeto de la misma. Por lo cual fundadamente sospechamos que la educación no tiene esencia absoluta y completa sino únicamente una esencia por entero referida a la del hombre y, por tanto, relativa. Se cumplirá también ahora lo que poco ha observábamos respecto de la entidad y de la existencia. Como la educación es propiamente un ser del ser humano y su existencia le viene de la humana existencia, así su esencia hállase enteramente radicada en la esencia del hombre. Y de esta conjunción de la educación con la esencia del hombre no puede resultar esencia sustancial alguna como resulta, por ejemplo, de la unión de forma y materia.
Más claro. La educación no es un ser sino forma de un ser. Mas no es forma sustancial sino forma accidental. Por ser forma de otro ser no tiene subsistencia propia; para existir exige su unión a una materia. Por ser forma accidental no tiene materia propia. Y ésta es la razón de que no pueda constituir una esencia sustancial ni resulte de su existencialización un ser sustente y sustantivo, cual se obtiene de la unión realizada de la forma sustancial y la materia prima…



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Si por materia se entiende aquello de lo que se hace algo, la educación no tiene materia, pues no se hace de nada. Pero materia se dice también de aquello en lo cual se hace algo. En este sentido es materia todo sujeto receptor de alguna forma. Y por eso se dice que el sujeto receptor o sustentáculo de un accidente es causa material del accidente. Se impone, pues, esta conclusión: la materia o sujeto susceptivo de la educación es el hombre. Lo cual, empero, significa, por ahora, simplemente que el hombre es susceptible de educación. O lo que es igual que el hombre es un ser educable… 

…La esencia humana es unidad sustancial de materia y espíritu, de cuerpo y alma. El problema no nos afecta directamente y su solución la tomamos de la antropología. El hombre no es mero cuerpo ni sólo alma, pura materia o forma pura, sino compuesto de cuerpo y alma sustancialmente unidos sin necesidad de vínculo alguno que les religue…

Pues bien, incidiendo la educación en la sustancia humana, pero siendo elementos esenciales de la misma el cuerpo y el alma surge el problema de averiguar el punto concreto de incidencia de la formalidad educativa. Porque no es suficiente afirmar que la educación tiene un último residuo de atribución: el yo humano, en el cual convergen, constituyéndolo, el cuerpo y el alma. Quedaría sin resolver la cuestión de la vía de penetración de aquella formalidad educativa en el trasfondo abisal que es el yo. ¿Incide la educación en el cuerpo? ¿Incide en el alma? ¿Si incide en el cuerpo, lo hace autónomamente, es decir, sin comunicación con el alma? Y si incide en el alma, ¿lo hace siempre con entera independencia del cuerpo? He aquí una serie de interrogantes que piden contestación urgente.


Dígase en primer lugar que la educación incide en el yo humano através de sus dos constitutivos esenciales. El hombre es susceptible de educación tanto en su cuerpo como en su alma. Una y otro son vías para la educación humana. La educación se escindirá, pues, en dos géneros: educación física y educación espiritual. Entre ambos géneros de educación no se da, empero, una escisión rigurosa y completa…

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…Educación física y educación espiritual tienen un residuo último de unidad y convergencia: la persona, el yo humano. Pero el yo humano presenta tanto en su elemento corpóreo cuanto en su elemento espiritual, facultades. Estas son el sujeto próximo de la educación. Habrá, pues, tantas especies de educación cuantas sean las facultades formal y específicamente diferentes. Puestas en orden de condicionamiento —en sentido inverso será de jerarquía— son: educación física, estética (sensibilidad), intelectual, sentimental, moral y tendencial, social y religiosa. Convendría advertir que de la misma manera que este repertorio de facultades se integra y armoniza en la unidad del yo, las distintas especies de educación deben integrarse y armonizarse.
Vamos buscando la esencia de la educación. Ya hemos dicho lo suficiente de su materia y pasamos a decir algo de su forma. Como devenir accidental que es, la educación implica una estructura en el orden del accidente, de potencia y acto. El acto accidental —como todo principio actual— viene a determinar una potencia. Mas esta potencia debe ser también accidental, pues el paso de una potencia sustancial al acto constituiría un cambio sustancial, una transformación de la sustancia. Esta potencia la hemos designado poco ha con el nombre de facultad. Ella es la razón de determinabilidad ulterior de un ser particular ya determinado sustancialmente. Estimo que ya no es difícil establecer que el elemento activo del devenir accidental reside en la cualidad y el pasivo en la cantidad. Y de esta manera la forma de la educación se referirá siempre a lo cualitativo del hombre. Con lo cual tenemos la forma de la educación inscrita en la cualidad.
La cualidad que aquí nos interesa considerar es el hábito, esto es, la disposición cualitativa estable que hace al sujeto hábil o inhábil para ejercer bien o mal las opera c iones que le son propias. El hábito —tanto si es innato cuanto si adquirido— es susceptible de perfeccionarse afirmándose y desenvolviéndose. Y este desenvolvimiento debe entenderse no como un aumento cuantitativo —por yuxtaposición de partes— sino como un crecimiento o maduración cualitativa.
Henos, pues, en el término de nuestra indagación: la educación es una modificación accidental perfectiva de modalidad cualitativa radicada en el hombre por la cual se hace más apto para el buen ejercicio de las operaciones en aquello que tienen de específico.

16 comentarios:

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  2. La educación es entonces una sustancia accidental cuyo fin es modificar la cualidades y virtudes del o los sujetos que se educan, esta sustancia accidental es de caracter dependiente,puesto que forma parte de un sistema el cual es quien define el tipo de virtudes o sujetos que requiere para su funcionamiento optimo, convirtiendose entonces en una educación condicionada a los tiempos, momentos historico-culturales y espacios geográficos.
    Cabe entonces retomar lo mencionado por Sto. Tomas quien concidera que "la educación es el estado de perfección del hombre, entendida esta commo el estado de virtud del mismo; la educación resulta entonces subjetiva, debido al condicionamiento imperante que subyace en la misma por el propio sistema económico-político en el cual estamos inmersos, siendo esta causa un motivo por el cual difícilmente se logrará formular una definición universal para la educación

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  3. Sto. Tomas habla de que educar es llevar al individuo a un estado perfecto. Esto, puede ser porque la educación está en el hombre como parte de sus ser, no está separada, entonces, necesariamente, nos perfeccionamos junto con ella (educación).
    Así pues, la educación nos lleva a modificar como esencia de nosotros, no solo la parte intelectual, sino también nuestra alma. Y desde este punto de vista, tanto en la parte intelectual como en la espiritual, es que se debe o debería dar la educación humana, perspectiva a mi me parece razonable, pero que sin embargo, la educación actual, al menos la actual, prescinde de este elemento espiritual que tanta falta hace a los hombres y mujeres de nuestro México. "La educación se escindirá, pues, en dos géneros: educación física y educación espiritual".
    En este sentido amplio o más amplio de la educación, se debe ir modificando, buscando la perfectibilidad en el hombre, de tal manera, que lo que haga, cada vez, sea mejor, no solo en mundo material o de competitividad empresarial sino de igual manera, en su interior.

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  4. Hablar sobre la esencia de la educación nos remite a determinar, si el hombre es un ser material con la inteligencia suficiente para producir educación o para recibirla y a conceptualizar si la educación es materia tangible que pueda ser propicia de ser trabajada por hombre que la produce o mostrada por el que la aprenda, en ambos casos la realidad muestra que la educación forma parte de la vida del ser humano y que sus manifestaciones pueden ser apreciadas tanto en el cuerpo como en el espíritu del hombre.
    Los elementos donde se aprecia pueden ser activos o pasivos, en el primero responde a las cualidades que adopta en el ser educado y la segunda en la cantidad adquirida con la posibilidad de ser medida. Del educador considero que depende lo que hace con la esencia misma del que hacer educativo.
    A su consideración. Fraternalmente: Pedro Francisco Gómez Quintero. Doctorado Sede Teuchitlan, Jalisco.

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  5. El argumento es cómo el hombre adquiere conocimiento. No sabe automáticamente lo que es verdadero o falso. No sabe automáticamente cómo validar sus conclusiones haciendo que se correspondan con los hechos de la realidad. La habilidad de adquirir conocimiento – lo que significa: de razonar – no es innata. El hombre nace sólo con la capacidad de pensar, pero tiene que descubrir cómo usar esa capacidad. Tiene que descubrir las leyes de la lógica, las leyes a través de las cuales puede validar su conocimiento y determinar lo que es verdad.

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  6. La educación tiene la finalidad de humanizar, de que la materia como tal tome un sentido y que el hombre deje sus acciones puramentes instintivas,logrando con ello adaptarse al entorno donde se desarrolle, con las caracteristicas que el momento, historico, social y economico le exigente.
    ¿Podra el hombre vivir sin educación? no me refiero a la formal,sino a la que sienta las bases de nuestro desarrollo y que es la informal.

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  7. MUCHAS GRACIAS A todos por sus comentarios, no olviden continuar aportando a éste y a los siguientes temas. Un saludo cordial para todos ustedes.

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  8. COMENTARIO SOBRE EL TEXTO LA ESENCIA DE LA EDUCACIÓN
    De acuerdo a lo que comenta Ángel González Álvarez, es interesante saber que desde los años 40’s ya era tema de polémica la educación, específicamente en este caso la esencia de la educación. Como primer punto para que se dé la educación es necesario el elemento esencial: el hombre, pues si no incide en él no hay educación. No se puede hablar de la educación como materia sino hasta el momento en que le da forma al ser, no puede subsistir por sí misma, por lo que se puede afirmar que el hombre es educable.

    El cuerpo y el alma son elementos integrales, así la educación es sustancia humana, cuando la educación influye en el ser no sólo lo hace en su forma, sino en la esencia (cuerpo y alma), es decir en los dos constitutivos principales del ser humano. De esta manera es que la educación busca la esencia del ser humano en donde los cambios de este promuevan el desarrollo de aptitudes para el buen ejercicio de actividades específicas. Se busca lo ideal, el perfeccionamiento mayormente en lo cualitativo del ser. La adquisición de hábitos positivos.

    Angélica María López Rodríguez

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  9. la lectura dice que la educación es una modificación accidental pero tiene como finalidad darle un sentido humanista, porque la materia como tal no tiene sentido si no es construirda o guiada por el hombre de lo cual se van formando los habitos y el tener un habito establecido hace que llevemos acabo acciones permentes logrando con esto una adaptación a una sociedad que exige Educación, la cual implica una estructura en el orden de potencia y acto .

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  10. HE AQUI LA APORTACIÓN QUE NOS HACE LLEGAR GRACIELA:


    El artículo nos muestra que la educación se circunscribe dentro de la misma esencia del hombre, el cual como signo de realidad, no prescinde de la cuestión accidental de la educación sino que se nutre y se fortalece de ella.
    Aunque se afirma que la educación se presenta como materia de forma y no de ser, se puede concluir también que su existencia no tendría significado si no cohexistiera con la misma “materia” humana; materia y espíritu integrando e integrándose.
    Por ello, la educación es, todo un proceso inherente a la materia e integradora del espíritu o como lo dice el autor de este artículo: una modificación accidental perfectiva de modalidad cualitativa

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  11. Desde mi punto de vista nn sus primeras etapas, la educación era el medio para el cultivo del espíritu, de las buenas costumbres y la búsqueda de la "verdad"; con el tiempo las tradiciones religiosas fueron la base de la enseñanza... En la actualidad el aprendizaje significativo y la formación de un individuo reflexivo y crítico son algunos de los aspectos más relevantes que se plantea el sistema educativo. Aún con los adelantos y nuevas posibilidades de apertura, es necesario preguntarse si realmente se está educando para la vida, o existe un desfase en la pertinencia de los aprendizajes tal como lo plantea, ya sea en su forma cualitativa o cuantitativa

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  13. Lo que menciona Santo Tomas en relacion a la educacion es algo muy profundo que nos invita a recapacitar sobre el sentido trascendente que reviste al accionar educativo, puesto que hablar de virtud es hablar de una disposicion constante del alma para acciones morales y esto es algo que hoy en dia se ha perdido; el hombre se preocupa unicamente por el lado cognitivo dejando el aspecto moral, se preocupa inicamente como persona y no como sociedad. como docentes nos compete reflexionar sobre este concepto y buscar despertar en el alumno ese sentido de superacion para llegar al estado de perfeccion que es la virtud

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  14. En mi opinión y de acuerdo al artículo basado en la esencia de la educación. Rescato que la educación está inmerso en las acciones que realiza el hombre, siendo un enlace entre sujeto y objeto propicio de conductas expuestas por el ser. De esta manera, la educación depende del hombre, dentro de su cotidianeidad y desarrollo vivencial. Es decir, sino existe el ser no existe la esencia de la educación.El cuerpo y el alma uno sólo son, encargados de expresar la parte interior sobre lo exterior fundamentando el comportamiento del hombre.

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  15. UN POCO CONFUSO LO QUE MENCIONA ANGEL GONZALEZ SOBRE LA EDUCACION COMO CONCEPTO POR ACCIDENTE Y ESQUE EL HECHO DE QUE LA EDUCACION NO TIENE ESENCIA ABSOLUTA Y COMPLETA SINO UNICAMENTE UNA ESENCIA REFERIDA AL HOMBRE Y POR TANTO RELATIVA NOS LLEVA A CONSIDERAR QUE LA MATERIA DE LA EDUCACION ES EL HOMBRE Y POR TANTO ESTA TIENE QUE SER CONDICIONANTE Y NO SEPARARSE DEL MOMENTO HISTORICO, POLITICO, Y ECONOMICO EN QUE SE ENCUENTRE.

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  16. RESPECTO DEL COMENTARIO DE Gris:

    Para mejor entendimiento del asunto, no olvidemos que respecto del ser distinguíamos en el curso entre substancia y accidente. La primera es referida a la esencia, es "un ser en sí mismo"; respecto del segundo, es "un ser en otro". En el caso que nos ocupa, el ser de la educación, señalábamos que es un ser accidental puesto que "es en otro", en la persona humana, y más específicamente en sus potencias.

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