jueves, 24 de noviembre de 2011

Agustín Basave y la educación


Nos permitimos hacer un breve extracto del Coloquio sostenido por la Mtra. Adriana Gálvez (alumna de la Escuela Superior de Filosofía) con Agustín Basave Fernández del Valle, filósofo mexicano nacido en Guadalajara, Jalisco, México (1923 – 2006). El Dr. Basave obtuvo el grado de doctor en derecho en la Universidad Complutense de Madrid, y el doctorado en filosofía en la Universidad de Yucatán. Además de filósofo, Agustín Basave destacó como notario público, diplomático, profesor, conferencista y fecundo escritor.
El texto completo del Coloquio se encuentra disponible en línea en: http://www.filosofia.mx/index.php?/perse/archivos/coloquio_conagustin_basave
A. Gálvez: ¿Qué corriente filosófica encamina realmente al hombre hacia su finalidad? ¿Hay una corriente filosófica específica?
Dr. Basave: Bueno mire, yo distingo entre la significación de la filosofía y el sentido de la filosofía, ¿qué significa la filosofía? La filosofía es una ciencia fundamental, metódica, rigurosa, teleológica también, que tiene un sentido cabal, omni-englobante, totalitario, un sentido político, yo puedo hacer filosofía situándome en el ángulo del objeto formal, puedo hacer filosofía de la coquetería como lo hizo Simmel, o puedo hacer filosofía del dolor, pero esto quiere decir que la filosofía está siempre trabajando por los principios últimos, por las primeras causas como es sabido; y no va a segundas causas que ya atiende la ciencia, ni aún, a una parcela de la realidad, la filosofía quiere ser universal, en cuanto lo universal puede ser universalisable, eso es lo que quiere hacer la filosofía teóricamente, pero en realidad el sentido de la filosofía, ¿para qué hago filosofía? Para mi es básico; yo hago filosofía no como un ejercicio intelectual, no como una simple moda de una filosofía en el golf que amenizo a mis oyentes, yo hago filosofía por una íntima necesidad de hacer claridad, de suprema claridad, no una claridad simplemente provisoria y aceptable, sino quiero realmente conocer la luz y la luz es el amor también, amor y luz, busco luz que me ilumine todo el entendimiento, toda la voluntad; busco luz no solamente por saber más, sino porque es bueno saber, y es bueno saber más todavía; pero busco también amor, comunión, yo no soy un ser que se puede realizar como una ostra, yo no soy un ser que vivió para ser insular, para pensar nomás en sí, incluso yo creo que esta propedéutica de salvación que es la filosofía es salvación no solamente personal, en un rasgo sumamente generoso dijo alguna vez a sus fieles San Agustín, “yo no quiero salvarme sólo, yo quiero salvarme con ustedes”, es un co-salvarme, salvar es un co-salvarme; ¿cómo me va a ser indiferente que mi esposa, que mis hijos, que mis amigos les pase algo malo?, no puedo dejar de alegrarme, no puedo dejar de ver con cariño, con amor todo lo que realmente es bueno en ellos; entonces realmente la filosofía también está permeada de cierta eticidad porque es autoconstrucción, ética del hombre, en cierto sentido y es también una ayuda a que los otros se construyan, a que los otros adviertan cuál es su fin y ayudarles a que lleguen a él…
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A. Gálvez: Acerca de la educación, ¿cuál cree usted que es la alternativa para solucionar los problemas de la educación y si hay filósofos preparados que fundamenten la filosofía de la educación en México?
Dr. Basave: Yo creo que una buena pedagogía requiere de base, de una buena filosofía de la educación, sin una buena filosofía de la educación pues no se va a dar los frutos dignos de la estirpe humana; el hombre nació para llegar a su perfección y la educación se encarga de ayudarle para que llegue a su perfección; su perfección en muchísimos ángulos, su perfección en múltiples perspectivas. La educación creo que tiene que hacerse siempre, también adquirir, viene una tesis personal: una educación que sea amorosa, que se entregue, una educación para el amor, es decir, si no le enseñamos al hombre a amar, pues entonces qué es su esencia, porque si viene del amor, pues el hombre es también amor acompañado, aunque un amor disminuido a veces, dañado, pero el hombre nació para eso, en la medida que se deshumanice, pues está negando también su ser amoroso, aquí viene un problema también,  el problema de la libertad, no se trata simplemente de informarnos de cantidad de nuevos avances de la ciencia, se calcula que cada 15 años las verdades de la ciencias naturales se están renovando; se trata de ver qué criterios le voy a dar al alumno para que juzgue el llamado progreso de las ciencias, el llamado progreso de la humanidad, se ha hecho todo un mito en torno al progreso; progreso es hacia delante, no significa simplemente cambio, el cambio puede ser un cambio que nos lleve hacia atrás en lugar de hacia delante, el progreso es un progreso a medida que es un progreso axiológico y hay que hacer que el niño, que el joven, el adolescente; es más hasta el adulto, porque la educación no termina sino hasta la muerte, hay una educación permanente que cada vez está más vigente, no acabamos de aprender nunca, enseñamos y al enseñar estamos aprendiendo también; por otro lado, sabemos que el verdadero educador no es un simple informador, que es un verdadero forjado de caracteres, es un inductor de plenitudes, es un hombre que está buscando que realmente el alumno se enamore del conocimiento, pero que se enamore del conocimiento no por el vano orgullo de saber y presumir que sabe, sino precisamente para que cumpla su destino de hombre, de ser hombre entre los hombres.
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A. Gálvez: …¿Cuáles han sido, en su opinión, las mayores aportaciones de los filósofos en los últimos años?
Dr. Basave: Bueno yo creo que el siglo XX, ha sido un siglo muy fecundo para la filosofía, en el siglo XX tenemos realmente filósofos notables de primer rango, esté uno o no esté uno de acuerdo con ellos, no quiero decir que los siglos anteriores no tengan aportaciones y genios, por supuesto que los tienen, hay varios genios y varios países que sobresalen también en filosofía, pero pues por ejemplo Séller que vivía ebrio en ideas,  pues aunque uno pueda divergirle muchas de sus tesis es un hombre que trabaja rigurosamente, que ya se ha convertido en un clásico, filósofos desconocidos aquí que yo recomendaría sus lecturas como Peter Bust; Peter Bust escribió muchos libros, es un filósofo converso, es un filósofo, dudo en llamarlo existencialista, porque no es existencialista clásico, pero se le llama existencialista cristiano, del sur de Alemania, recomiendo especialmente a los que no tengan acceso por el idioma alemán a los originales, un libro traducido al español que se llama “incertidumbre y riesgo” pues esa es la vida humana, incertidumbre y riesgo, y ahí está donde el hombre se hace hombre y donde la luz del espíritu puede realmente llevarnos a nuestro fin.
A. Gálvez: Muchas gracias Doctor, ¿considera usted que ha habido errores graves en los filósofos de los últimos años?
Dr. Basave: Si, como no. Ha habido desde la modernidad graves errores, ejemplificaré; se suele decir que Descartes es el padre de la Sociedad moderna, algunos otros discuten y dicen que es Francis Bacon; bueno, vamos a ejemplificar con Descartes. Descartes utiliza, sabemos, la duda universal, históricamente dudó de todo, no hay algo de lo que no pueda dudar si no dudo de que dudo y si dudo pienso y si pienso existo, “cogito ergo sum”, entonces parece como que es un enorme descubrimiento este entimema, “pienso luego existo” pero es un profundo error,  podríamos cambiarlo y debemos cambiarlo diciendo: existo –incertidumbre vital griega- existo y luego pienso, quiero y proyecto, etc.  Ahora, vamos a ver que consecuencias funestas ha tenido para el pensamiento; es medio idealista, no llega al idealismo de Kant todavía y menos al de Hegel, pero ya empieza el idealismo, porque dice Descartes: hay ideas claras e ideas distintas, ¿cómo se yo si las ideas que ahora tengo y que me parecen claras a la hora de la hora son obscuras?. Si hubiese un geniecillo maligno, habla con ese lenguaje de gentiles, de gentiles hommes, porque el anda en salones, no es un filósofo de universidad con el rigor de Kant, o de Fichte, o de Hegel, no, el anda en salones por ahí diciendo en una época que estudió en la escolástica decadente, entonces, tiene la certeza de que piensa, pero, está en su isla; pienso, pero, a lo mejor el concepto de periódico que tengo no es periódico; verdaderamente qué garantía tengo yo de que lo que pienso es verdad; puedo pensar en que voy en una barca en noche de luna, en un río precioso, que voy ahí con amable compañía pero es un sueño, ¿qué criterio tengo para distinguir el sueño de la vigilia?, no tengo nada, pero aquí viene un salto, un salto lógico: Dios. Buscando ideas, ideas, hay una que esa sí que es clara y que no puedo equivocarme; y si Dios existe me va a garantizar de que en teoría del conocimiento, entonces empieza a insinuarse el idealismo, existo yo; no se da cuenta, error tremendo, que no existe solo y que no va a derivar de su duda el mundo y el pensamiento, no se existe, -ya Ortega lo dijo antes que Heidegger- yo soy yo y mi circunstancia, si no hubiera circunstancias no sería yo, yo soy yo y mi circunstancia, yo, le agrego a Ortega, yo soy , debo ser señor de mi circunstancia, no soy un pelele de la circunstancia, pero bueno, Heidegger lo va a decir más ontológicamente, soy un ser en el mundo, ser con; bueno, eso quiero decir, que Descartes estaba completamente fuera del realismo que es lo más fácil de mostrar y demostrar, porque la actitud idealista es totalmente falsa en su punto de partida y funesta en sus conclusiones. No cabe después ya en una actitud idealista salirse bien de la cárcel del subjetivismo y en su medio-idealismo, en ese idealismo preambular que el tenía, no encuentro también una manera clara de ver la unidad del hombre, porque existo y el cuerpo pues es como la corbata, o es como una chaqueta o un pantalón, no tengo; es que no lo soy, pues en Descartes no, yo tengo cuerpo, pero no soy cuerpo, no se da cuenta de la unidad y va a una cosa que es realmente casi risible, inventa una dizque glándula pineal en el cerebro y entonces cuando yo tengo sed, pues esa sed fisiológica se comunica, tiene sed, entonces en mi mente tengo sed, me encamino y le digo vete pues, pies al comedor. Hay una que llama lebrach; después se fue por ese lado con el ocasionalismo, ahí están los errores, como de Descartes para allá siguiendo por ejemplo la filosofía de Descartes, Malebranche se fue por la educación del error y hay una cantidad enorme de ellos; todavía Kant pues es un genio, desde luego tampoco llega al noúmeno, como recibo del realismo, pero es un genio riguroso que dentro de lo suyo da forma en su crítica a la razón pura, es un monumento, de logicidad, de construcción, tiene una capacidad enorme de especulación y de creación, además tiene otras cosas que son aceptables, como la paz perpetua, etc. Kant no es nomás la crítica a la razón pura;  los errores prosiguen, la modernidad está llena de errores; hay reacciones contra la modernidad, pero luego vienen los errores de la posmodernidad, ahí ya no quisiera detenerme mucho, porque muchos de ellos son impostores intelectuales, con el construccionismo, hay un libro hecho por dos científicos sobre los impostores intelectuales; la verdad es que hay contemporáneamente, me atrevo a decirlo, una verdadera basura filosófica, si uno se pone a leerlos, es menester de cátedra…
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A. Gálvez: …Muy bien Doctor. La última pregunta, ¿qué mensaje le gustaría dejar a los estudiantes de filosofía…?
Dr. Basave: Que no desfallezcan, que permanezcan fieles a la llamada, la vida humana tiene una estructura vocacional, yo me siento llamado a tener determinado género de actividades, vocación, lo he dicho una y mil veces, no es profesión, la profesión es una parte de la vocación, solo eso, muy importante; pero, una parte de la vocación. La vocación es un proyecto plenario, de propender a la plenitud, la vocación es una pléyade de valores que orienta mi vida, entonces yo les diría a los jóvenes alumnos, que aunque su querer vaya mas que su poder, no pierdan nunca el rumbo al ideal, que vayan siempre hacia el ideal, ellos se han trazado el programa de estudiar la sabiduría y la sabiduría es más importante que la ciencia. En buena hora que haya en Sonora este foco de luz, en buena hora que tengan ya estudiantes, porque ese Instituto es el nombre de una esperanza humana, específicamente mexicana y norteña.

lunes, 14 de noviembre de 2011

La esencia de la educación

Ángel González Alvarez, de la Universidad de Murcia, participó con una interesante disertación sobre la esencia de la educación en el Primer Congreso Nacional de Filosofía celebrado en la ciudad de Mendoza, Argentina, el año de 1949. Aquí nos permitimos citar algunos extractos de la misma para ponerlos a consideración de nuestros amigos estudiosos de la Filosofía Educativa.





Con la educación realizada o realizándose sólo nos encontramos cuando investigamos en la esfera humana. El ser de la educación hállase radicado en el ser del hombre. Ello nos advierte ya del desmedrado carácter de su entidad. La educación no es una realidad substancial sino algo que se inscribe en el dominio de los accidentes. Tratase de un ser accidental que reside en el ser substancial del hombre como en su sujeto de inhesión. La educación, pues, para tener realidad exige el hombre como sujeto en el cual incida. Por lo mismo lo exige también su concepción. Dicho de otra manera: porque el ser accidental de la educación sólo puede quedar constituido al incidir en el sujeto hombre, sólo por referencia al hombre puede la educación ser concebida. La educación, como cualquier otro accidente respecto de su substancia, no tiene un ser real por sí, esto es independiente o absuelto del sujeto hombre.
La esencia de una cosa se expresa por la definición. De aquí que el modo de tener esencia y el modo de definición sean rigurosamente paralelos. Mas ya hemos apuntado que no h ay posibilidad de definir esa cosa que llamamos educación sin una referencia expresa al hombre como sujeto de la misma. Por lo cual fundadamente sospechamos que la educación no tiene esencia absoluta y completa sino únicamente una esencia por entero referida a la del hombre y, por tanto, relativa. Se cumplirá también ahora lo que poco ha observábamos respecto de la entidad y de la existencia. Como la educación es propiamente un ser del ser humano y su existencia le viene de la humana existencia, así su esencia hállase enteramente radicada en la esencia del hombre. Y de esta conjunción de la educación con la esencia del hombre no puede resultar esencia sustancial alguna como resulta, por ejemplo, de la unión de forma y materia.
Más claro. La educación no es un ser sino forma de un ser. Mas no es forma sustancial sino forma accidental. Por ser forma de otro ser no tiene subsistencia propia; para existir exige su unión a una materia. Por ser forma accidental no tiene materia propia. Y ésta es la razón de que no pueda constituir una esencia sustancial ni resulte de su existencialización un ser sustente y sustantivo, cual se obtiene de la unión realizada de la forma sustancial y la materia prima…



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Si por materia se entiende aquello de lo que se hace algo, la educación no tiene materia, pues no se hace de nada. Pero materia se dice también de aquello en lo cual se hace algo. En este sentido es materia todo sujeto receptor de alguna forma. Y por eso se dice que el sujeto receptor o sustentáculo de un accidente es causa material del accidente. Se impone, pues, esta conclusión: la materia o sujeto susceptivo de la educación es el hombre. Lo cual, empero, significa, por ahora, simplemente que el hombre es susceptible de educación. O lo que es igual que el hombre es un ser educable… 

…La esencia humana es unidad sustancial de materia y espíritu, de cuerpo y alma. El problema no nos afecta directamente y su solución la tomamos de la antropología. El hombre no es mero cuerpo ni sólo alma, pura materia o forma pura, sino compuesto de cuerpo y alma sustancialmente unidos sin necesidad de vínculo alguno que les religue…

Pues bien, incidiendo la educación en la sustancia humana, pero siendo elementos esenciales de la misma el cuerpo y el alma surge el problema de averiguar el punto concreto de incidencia de la formalidad educativa. Porque no es suficiente afirmar que la educación tiene un último residuo de atribución: el yo humano, en el cual convergen, constituyéndolo, el cuerpo y el alma. Quedaría sin resolver la cuestión de la vía de penetración de aquella formalidad educativa en el trasfondo abisal que es el yo. ¿Incide la educación en el cuerpo? ¿Incide en el alma? ¿Si incide en el cuerpo, lo hace autónomamente, es decir, sin comunicación con el alma? Y si incide en el alma, ¿lo hace siempre con entera independencia del cuerpo? He aquí una serie de interrogantes que piden contestación urgente.


Dígase en primer lugar que la educación incide en el yo humano através de sus dos constitutivos esenciales. El hombre es susceptible de educación tanto en su cuerpo como en su alma. Una y otro son vías para la educación humana. La educación se escindirá, pues, en dos géneros: educación física y educación espiritual. Entre ambos géneros de educación no se da, empero, una escisión rigurosa y completa…

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…Educación física y educación espiritual tienen un residuo último de unidad y convergencia: la persona, el yo humano. Pero el yo humano presenta tanto en su elemento corpóreo cuanto en su elemento espiritual, facultades. Estas son el sujeto próximo de la educación. Habrá, pues, tantas especies de educación cuantas sean las facultades formal y específicamente diferentes. Puestas en orden de condicionamiento —en sentido inverso será de jerarquía— son: educación física, estética (sensibilidad), intelectual, sentimental, moral y tendencial, social y religiosa. Convendría advertir que de la misma manera que este repertorio de facultades se integra y armoniza en la unidad del yo, las distintas especies de educación deben integrarse y armonizarse.
Vamos buscando la esencia de la educación. Ya hemos dicho lo suficiente de su materia y pasamos a decir algo de su forma. Como devenir accidental que es, la educación implica una estructura en el orden del accidente, de potencia y acto. El acto accidental —como todo principio actual— viene a determinar una potencia. Mas esta potencia debe ser también accidental, pues el paso de una potencia sustancial al acto constituiría un cambio sustancial, una transformación de la sustancia. Esta potencia la hemos designado poco ha con el nombre de facultad. Ella es la razón de determinabilidad ulterior de un ser particular ya determinado sustancialmente. Estimo que ya no es difícil establecer que el elemento activo del devenir accidental reside en la cualidad y el pasivo en la cantidad. Y de esta manera la forma de la educación se referirá siempre a lo cualitativo del hombre. Con lo cual tenemos la forma de la educación inscrita en la cualidad.
La cualidad que aquí nos interesa considerar es el hábito, esto es, la disposición cualitativa estable que hace al sujeto hábil o inhábil para ejercer bien o mal las opera c iones que le son propias. El hábito —tanto si es innato cuanto si adquirido— es susceptible de perfeccionarse afirmándose y desenvolviéndose. Y este desenvolvimiento debe entenderse no como un aumento cuantitativo —por yuxtaposición de partes— sino como un crecimiento o maduración cualitativa.
Henos, pues, en el término de nuestra indagación: la educación es una modificación accidental perfectiva de modalidad cualitativa radicada en el hombre por la cual se hace más apto para el buen ejercicio de las operaciones en aquello que tienen de específico.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Metafísica de la educación


EDUCAR ES:
"La conducción y promoción de la prole al estado perfecto de hombre en cuanto hombre, que es el estado de virtud".

Pequeña en extensión, enorme para la reflexión, la definición que nos propone Santo Tomás de Aquino nos aclara el sentido trascendente que reviste el accionar educativo.